Nacido el 19 de enero de 1955, Eusebio Ramos Santana Nava lleva consigo setenta años de vida y casi cuatro décadas de experiencia profesional. Se graduó en 1987 de la Universidad del Zulia, aunque su camino hacia la Contaduría Pública no fue lineal. En un principio, siguiendo la voluntad de su padre, se inscribió en la Facultad de Derecho. Sin embargo, su verdadera afinidad siempre estuvo en los números, una inclinación que cultivó desde joven mientras ayudaba en el negocio familiar como asistente de contabilidad.
El giro definitivo ocurrió tras una conversación casual con un amigo economista, quien le sugirió cambiarse a la Escuela de Administración y Contaduría. La decisión fue respaldada por la formación recibida en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (INCES), donde tuvo un primer docente que se volvería figura clave en su vocación. Desde entonces, Eusebio se dedicó de lleno al mundo contable.
Su carrera se forjó entre desafíos y perseverancia. Ingresó a la firma Pérez Mena, representante en Venezuela de una de las cinco grandes auditoras internacionales, pese a que en un primer intento había sido descartado por “tener demasiada edad” para un puesto de asistente. El gerente de la firma, decidió darle una oportunidad. Pronto demostró su talento cuando resolvió un complejo problema contable relacionado con el impuesto sobre la renta diferido, un concepto que recordaba de las lecciones de su mentor.
Su trabajo lo llevó a auditorías exigentes, como la del Grupo Serpa (un conglomerado de siete empresas) y Seguros Catatumbo, donde se enfrentó a un nuevo sector para él. Su compromiso lo llevó a estudiar hasta altas horas de la noche para dominar el tema, lo que le permitió ganarse la confianza de sus superiores y, con el tiempo, convertirse en auditor encargado de la compañía.
Eusebio, pronto descubrió que su verdadera pasión estaba en la auditoría de campo, dinámica y en contacto con diversas realidades empresariales. Regresó entonces a Pérez Mena, donde amplió su experiencia con clientes.
A lo largo de su carrera, Eusebio ha demostrado que la edad nunca ha sido un límite cuando se combinan el conocimiento, la dedicación y la capacidad de adaptación. Su historia es la de un profesional que supo reinventarse, aprender de cada reto y dejar huella en cada proyecto que asumió.
Por su parte, Evert Santana, hijo de un contador público con una trayectoria destacada, creció en un hogar donde el valor de la educación fue una constante. Su padre, orgulloso, suele recordar que tiene cuatro hijos profesionales, tres de ellos con maestrías, y que la formación académica es una inversión que trasciende las profesiones. Aunque estudiar Contaduría no fue una decisión influenciada directamente por su padre, Evert reconoce que el ambiente familiar, lleno de disciplina y esfuerzo, le enseñó la importancia de la preparación constante.
En su entorno, la superación personal es casi una tradición: hermanos y hermanas con carreras consolidadas en diferentes áreas, algunos en el extranjero y otros ocupando cargos relevantes en empresas de prestigio. Esta diversidad profesional en la familia ha reforzado en Evert la idea de que el conocimiento es una herramienta de movilidad y transformación.
Su desarrollo profesional también está marcado por el orgullo de compartir la vocación contable con su padre, quien ha sido condecorado en múltiples ocasiones por su trayectoria, incluyendo la Orden al Mérito al Contador Público y la Orden Luca Pacioli, máxima distinción de la Federación del Colegio de Contadores Públicos de Venezuela. Estos logros familiares no solo representan un legado, sino también un estándar que Evert ha sabido honrar con su propio trabajo y dedicación.
En un diplomado sobre Derecho Administrativo Público, Evert Santana es el único contador de veintinueve personas. Una responsabilidad que no toma a la ligera, consciente de que su trabajo implica aprender constantemente, leer y actualizarse para cumplir con las exigencias de su profesión. Su preparación académica es sólida: posee una maestría en Gerencia Tributaria, ha cursado un diplomado en Derecho Administrativo aplicado al sector público y completó un reconocido programa de empresa familiar en el IESA, lo que refuerza su visión integral del mundo empresarial y tributario.
Con una visión amplia y una preparación constante, Evert Santana representa a una nueva generación de contadores que combina la tradición y la herencia familiar con la actualización profesional y el compromiso por hacer las cosas bien. Su historia es la de un profesional que, más allá de los números, entiende que la educación y la perseverancia son la base para construir un camino sólido.
Eusebio, ¿Cuál ha sido su mayor satisfacción a lo largo de su profesión? ¿Cuál sería ese logro?
EU: “Mi mayor satisfacción personal es, sin duda, mi esposa, mis hijos y mis nietas; ellos son el motor de todo lo que he hecho. En lo profesional, he tenido muchas experiencias gratificantes, pero hay algunas que se han quedado grabadas en mi memoria. Una de ellas ocurrió durante mi tiempo en la firma Pérez Mena, en plena época del Viernes Negro. Trabajábamos para el grupo financiero Bancomara y tuvimos que permanecer dos días seguidos en la oficina para preparar los reportes necesarios que les permitieran acceder a dólares preferenciales antes de que entrara en vigor el control de cambio.
Sin embargo, el logro que más valoro es haberme independizado y fundado mi propia firma, “Santana, Santana y Asociados”. Al principio era Santana y Asociados, pero con el tiempo se incorporaron mi hijo y mi hija mayor, ambos contadores públicos, convirtiéndonos en una verdadera familia de contadores. Mi hija mayor, por razones laborales y para evitar conflictos con la Ley de Anticorrupción, debió retirarse cuando ingresó a trabajar en un ente gubernamental. Aun así, el proyecto continuó creciendo, y hoy, después de 18 años de trayectoria, puedo decir que la consolidación y estabilidad de nuestra firma es mi mayor satisfacción profesional.”
¿Cómo ha equilibrado usted el ejercicio de la profesión, con una trayectoria tan amplia y nutrida de experiencias, con su vida personal?
EU: “La clave ha sido la tolerancia y el equilibrio, tanto en la vida personal como en la profesional. Siempre le recuerdo a Evert que no lo sabemos todo, y que cuando surjan dudas, debemos consultarlas. Esa humildad para aprender de otros colegas no nos resta, al contrario, fortalece la profesión. A lo largo de mi carrera he contado con el apoyo de grandes profesionales que, a pesar de su posición, se esfuerzan por ayudar y elevar el nivel del gremio.
He participado en varias juntas directivas y hemos mantenido un lema: “Ir hacia la excelencia”. Nuestro gremio, el Colegio y la Federación de Contadores Públicos, es uno de los más activos del país. Cada mes organizan coloquios y cursos gratuitos; además, se realizan congresos como el de la Contaduría Pública en noviembre y el congreso MEME en la URU, en agosto. Estas actividades nos mantienen actualizados y fortalecen el ejercicio profesional.”

¿Cuál ha sido el caso más desafiante o la situación más gratificante que ha enfrentado en la firma Santana, Santana y Asociados?
EU: “Con la administración tributaria, cada día supone un nuevo desafío. Siempre hay algo nuevo que aprender, y por eso le inculco a Evert que debemos estudiar constantemente, aunque sea unos minutos al día para adquirir nuevos conocimientos. Esa disciplina diaria ha sido la base de nuestro trabajo. A pesar de los años de experiencia, sigo aprendiendo, porque esta es una profesión altamente demandante y en constante cambio.”

¿Alguna lección de vida que haya aprendido durante el ejercicio de su profesión?
EU: “Una en particular viene de mi suegro, un hombre muy sabio. Siempre nos aconsejaba seguir las leyes de Dios y de la Virgen, pues eso nos ayudaría en nuestra labor y en la vida. Gracias a esa enseñanza, en mi casa damos gracias antes de comer y no permito el uso de celulares en la mesa, para así compartir el tiempo en familia. Puede parecer algo simple, pero me ha fortalecido mucho.”
¿Cuál sería su lema de vida?
EU: “Mi lema de vida lo practico en lo personal y en lo profesional: nunca es tarde para aprender algo nuevo. Todos los días debemos fortalecer nuestros conocimientos y herramientas. Antes trabajábamos sin las facilidades actuales como redes sociales o sistemas automatizados, y aun así encontrábamos la manera de cumplir. La clave está en adaptarse y seguir aprendiendo siempre.”
¿Cuáles han sido las mayores transformaciones que ha visto en el ámbito contable desde el punto de vista tecnológico?
EU: “La tecnología y la inteligencia artificial, aunque estas nunca podrán sustituir el criterio profesional de un contador público. Sí pueden ayudarnos a fortalecer nuestro trabajo, pero el juicio profesional sigue siendo insustituible. Hoy en día, herramientas como Google facilitan la consulta de leyes y normas; comparar los cambios y asegurarme de que nuestros clientes cumplan correctamente, evitando sanciones. Estas innovaciones han transformado la forma de trabajar, pero la responsabilidad y el criterio siguen siendo la base de la profesión.”
¿Es decir que su recomendación para los colegas, y sobre todo para quienes están comenzando, es mantenerse actualizados con las leyes y normativas?
EU: “Con todo, no solo con las leyes. El contador público debe mantenerse actualizado en todos los ámbitos de su profesión, porque el campo de acción es muy amplio. A veces nos quejamos de la falta de oportunidades, pero muchas veces es porque no sabemos aprovechar las actividades que podemos desarrollar o tenemos temor de incursionar en ellas.
Por ejemplo, una de las funciones más subestimadas es la de comisario de empresas. Si se ejerce correctamente, con revisiones mensuales, bimensuales o trimestrales, con apenas dos o tres clientes se pueden trabajar de forma estable y profesional, cobrando honorarios y presentando informes de calidad.”
Evert, ¿Qué es lo más valioso que aprendiste de tu papá y que aplicas en tu vida profesional y personal?
EV: “Lo más valioso que aprendí de mi padre fue no tener miedo al conocimiento. Siempre me enseñó que hay que seguir aprendiendo, sin importar la edad o la experiencia. Actualmente estoy haciendo un diplomado en Derecho Administrativo Público aplicado al sector público; somos 29 participantes y yo soy el único contador. Hay temas que entiendo fácilmente y otros que requieren más lectura, pero eso es parte del proceso. La clave es no temerle a lo nuevo y estar dispuesto a estudiar lo necesario.
Tengo una maestría en Gerencia Tributaria, además de otros estudios de posgrado, como un programa de Empresa Familiar en el IESA. Mi papá siempre ha creído que estudiar es importante, independientemente de la profesión. En nuestra familia, por ejemplo, tengo cuatro hermanos profesionales; tres de ellos tienen maestría y otros han publicado trabajos académicos.”
Hay muchos profesionales que con la aparición de la inteligencia artificial consideran que van a desaparecer, en el área de la contaduría también se considera eso, ¿tú crees que la IA va a reemplazar al contador público?
EV: “No, no lo creo. Como mencionaba, la inteligencia artificial será muy inteligente, pero el conocimiento y la interpretación de la información los tiene el profesional de la contaduría. Si no hay alguien que analice y dé sentido a esos datos, la IA no te llevará a ningún lado. Trabajamos con números, información financiera y procesos de negocio que la inteligencia artificial no podrá guiar por sí sola. Necesitamos conocimientos sólidos, normas, principios y leyes para cumplir con todos los requisitos.”

¿Cuál es la anécdota más memorable que tienes de tu padre relacionada con su trabajo y que te haya dejado una lección de vida?
EV: “Recién graduado, me hice cargo de un grupo de empresas en La Concepción. Mi papá siempre me enseñó que la mejor manera de aprender es haciendo, asumiendo retos y responsabilidades desde el principio. Más allá de las dificultades, es en la práctica donde uno realmente adquiere experiencia. Él me ha acompañado en auditorías y siempre ha confiado en que, sobre la marcha, uno aprende y asume nuevas responsabilidades.
Pero la lección más importante que me dejó es la confianza. Mi padre tiene un criterio sólido y, como parte de la siguiente generación, especialmente después de participar en el programa de Empresas Familiares del IESA, he aprendido que mantener esa confianza es fundamental. Tenemos clientes que llevan más de 25 años con nosotros; él se relaciona con la generación anterior y yo con la más joven. Preservar esa confianza y el legado ético que él construyó es clave para nuestro trabajo.
Esta confianza no solo se basa en la relación personal, sino también en la ética profesional, la confidencialidad con el cliente y el compromiso que exige nuestra profesión. Esa combinación ha permitido que muchos clientes permanezcan con nosotros a lo largo de varias generaciones, demostrando que el respeto y la responsabilidad son el verdadero legado que me dejó mi padre y mi familia seguirá preservando eso por muchos años más.”
¿Qué consejo le darían a un joven contador público que recién se graduó?
EV: “Que no tenga miedo a aprender y que use las herramientas adecuadamente. Así como invertimos tiempo en redes sociales como Instagram, TikTok o juegos, deberíamos dedicar tiempo a contenido que realmente aporte a nuestro crecimiento personal y profesional.
También le agregaría perseverancia y confianza, para que no se desanimen y siempre sigan adelante. Que se sientan orgullosos de la profesión, porque ser profesional es algo valioso y requiere dedicación. Hay muchas oportunidades para seguir estudiando, como maestrías y cursos, que pueden potenciar el desarrollo profesional. Además, el gremio contable es muy activo y ofrece charlas y cursos gratuitos que debemos aprovechar para enriquecer nuestros conocimientos.”
¿Qué es lo que más te gusta de la vida gremial?
EV: “Me gusta la formación y las charlas que se ofrecen. Me gusta apoyar al gremio. Personalmente he formado parte de varias agrupaciones, como IDEPRO, y de la directiva regional Lucas Pacioli, y me enorgullece ver cómo las inversiones y dedicación han logrado mantener y fortalecer al gremio. Además, he representado al colegio en competencias deportivas, lo que también ha sido una experiencia gratificante.”
¿Cómo ven ustedes el futuro de la profesión contable?
EU: “El futuro presenta grandes retos y requiere una visión clara y compromiso. Ser parte de una junta directiva o gremio es un trabajo exigente que no siempre es valorado. El mundo de los negocios será cada vez más dinámico y demandará profesionales preparados y adaptables. La contaduría pública está entre las profesiones del futuro, especialmente en áreas administrativas y de negocios, por su importancia en el desarrollo económico. Por ello, es esencial que los profesionales estén actualizados y preparados para los cambios constantes del mercado.”
¿Cómo se ve Eusebio Santana en cinco o diez años?
EU: “Me veo todavía activo, aunque con ciertas limitaciones por problemas de salud como la artrosis. Actualmente estoy empezando a delegar responsabilidades, especialmente a Evert, para mantener un equilibrio. Trabajo menos horas, de diez de la mañana a dos de la tarde, pero sigo comprometido con cierres y proyectos importantes. Estoy inscrito en actividades de auditoría externa en la ley de la actividad aseguradora, un campo con gran potencial para generar honorarios significativos. En cuanto a Evert, lo veo casado, con hijos y en constante aprendizaje para seguir creciendo profesionalmente.”
¿Cuál es su filosofía de vida?
EU: “Ser feliz y alcanzar tus metas persiguiendo tus objetivos con amor y dedicación. Creo que cuando uno hace las cosas con pasión, logra muchas cosas. Enfrentar los problemas con serenidad y enfocarse en lo positivo es fundamental para superar dificultades y crecer. La felicidad es clave para el éxito personal y profesional.”
El recorrido profesional y personal de Eusebio Santana refleja no solo la dedicación a la contaduría pública, sino también el valor del aprendizaje constante y la confianza que se transmite de generación en generación.
Junto a Evert, su hijo y socio, representan el compromiso de una familia que ha sabido construir un legado sólido en el gremio, enfrentando desafíos y aprovechando cada oportunidad para crecer y aportar. Su ejemplo es una inspiración para todos los que comienzan en la profesión y para quienes buscan mantener viva la esencia y ética del contador público. Sin duda, Eusebio y Evert continúan siendo un pilar fundamental para la comunidad contable, demostrando que el futuro de la profesión está en manos responsables y apasionadas.